Como en todo viaje aparte de traer algún recuerdo que otro, buenos momentos (algunos inolvidables), fotos, y esas cosicas, también se suele arrastrar lo denominado: Depresión post-vacacional.
La mía se acentúa cuando visito Alemania, cada vez tengo más claro que ahí es donde me gustaría apalancar mi cuerpo/mente haciendo lo que sea, el problema es que no se por donde empezar. Lo mio con Alemania es una obsesión, me encanta este país, el tiempo, la gente, el estilo de vida, las bicis, los tranvías, lo verde que es todo, esas ciudades enormes pero no masificadas, el idioma, en general y para resumir, todo. Antes quería vivir en Berlin, luego pensé, Münich o Nüremberg no estarían nada mal para echar raíces y ahora añado a la lista Frankfurt.
Iba con la idea que no me iba a convencer para nada con tanto rascacielo, pero he de confesar que me he tragado mis palabras, y ha terminado por conquistarme esa mezcla de modernidad con ese estilo alemán tan rustico que a todo guiri nos encanta, porque no sabes si estas en medio de un cuento o si la casas están hechas de dulce, no deja indiferente Frankfurt.
La ciudad de Goethe (Qué casa tiene el hombre, aissssssss) nos recibió nada más viajar del avión con lluvia-congelada y ya predecimos que calor lo que se dice calor pues como que no ;-P. Hemos visto la lluvia, el Sol (algo), el viento, y la nieve Franfurciana. Ayer hubo una nevada que para los germanos no sería nada, pero para 3 chicas de Madrid que lo que se dice ver nieve no vemos, fue suficiente; y a mi, que personalmente me gusta mucho, estaba emocionada haciendo fotos (que no plasman la realidad nevada-Franfurciana, joderrrrr), mientras notaba que estaba sufriendo un lifting en la cara por el frío helador que hacia, pero todo era por la foto y por llegar a un Bar típico alemán, y la verdad merecio la pena, el pasar frío, llegar más que mojadas, y con nieve en la cara, porque el Bar era auténtico (como el de Mutter Ernst, ya contaré jejeje). He de decir que nadie sabe que es una salchicha hasta que no va a Alemania, eso que tenemos aquí o lo que nos intentan vender como salchichorras alemanas son simple imitación, y ese chucrut que quita el hipo pero da gases (jajaja) no tiene precio.
También tuvimos tiempo de ir a otra ciudad de la Región de Hesse: Marburg. Me recordó mucho a Salzburgo , pero más bonita, es la típica ciudad con sus casas todas monas, su castillo, creo que fundimos las pilas de la cámara porque todo era digno de hacer foto. Me acorde de mi amiga Vanesa, y de hecho la mande un sms, porque llega a estar ahí y se nos pone a llorar de la emoción. Una ciudad (pueblo) preciosa, con mucho encanto (queeee cursiii), con un castillo visitable y muy curioso.
En resumen, quiero volver a Alemania YA, me la quiero recorrer de arriba abajo, de Norte a Sur de Este a Oeste; y como ya dije el año pasado cuando volvía de Berlin, mientras iba en el avión tenía la sensación de que una parte de mi se quedaba allí, he sentido una mezcla de melancolía, morriña, no se, pero es como si estuviera conectada a Alemania por algo....cosas mías, no me hagáis caso ;-P
Mañana haré el completo, esto ha sido unos pensamientos en altosss.
Pd1: he dicho ya que quiero volver, ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Pd2: La mejor Semana Santa de mi vida, mejor que quedarse en Madrid, si.....
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